Guisantes: una de las leguminosas más antiguas de la historia

Guisantes, hablar de ellos es hacerlo de uno de los alimentos más extendidos a nivel mundial. Como planta silvestre algunos de los testimonios más antiguos sitúan su consumo en Birmania y Tailandia donde solían ser muy apreciados.

Sin embargo, precisar su origen exacto resulta complejo debido a su antigüedad. Muchos lo ubican en el Norte de África y el Oriente Próximo, en cambio otras investigaciones afirman que está presente desde hace 5.000 años, puesto que restos de estas legumbres fueron encontrados en habitaciones lacustres suizas de la Edad del Bronce.

Si quieres cultivar guisante, en nuestra tienda de semillas online puedes comprar semillas de guisante y de otras hortalizas. Cientos de semillas en Plantamus®

La planta de guisantes en la Edad Antigua

Remontándonos en la historia, se conoce que fue muy preciado por diversas culturas y lo sigue siendo en la actualidad. Los antiguos griegos no solo los consumían, sino que cultivaban guisantes de planta bajo el nombre de Pison. Mucho después, unos 300 años a.C., fue cultivado y consumido también por los romanos, quienes en su lugar lo llamaban Pisum y realizaban con él preparaciones como puré.

Plinio Veronés el Viejo, antiguo escrito romano lo describió como un grano rugoso y comestible de sabor agradable y asoció su nombre con la palabra griega Pisoymai, que significa caigo, por la fragilidad de la planta. Mientras que Marcus Terencius Varrón, escritor latino lo describe unos 50 años a.C., como un alimento de huerta para el consumo humano y del ganado, tanto el tallo como las semillas.

Entre los datos de consumo más renombrados en la antigüedad del guisante, se encuentran los platos cocidos con granos de oro o aderezados con piedras preciosas que exigía Heliogábalo, extravagante emperador romano y famoso por sus banquetes, donde el despilfarro era la norma general.

Guisantes frescos

La llegada de los guisantes a la Edad Media

Para la Edad Media, el guisante se convirtió en una opción muy versátil en las mejores cocinas y un próspero ingrediente de los cultivos hortícolas. En el año 1.500 los franceses los consumían dulces o de jardín, aunque no existen evidencias de su consumo fresco. Sin duda, ha variado innumerables veces en cuanto a tipos, pero siempre ha estado presente en la alimentación del ser humano.

Esta fue una costumbre que se extendió por toda Europa, convirtiéndose en una de las leguminosas preferidas del Rey de Francia, Luis XIV y su esposa María Teresa de Austria dentro de sus banquetes en el Palacio de Versalles.

Fue para el siglo XVII cuando los guisantes llegaron a Norteamérica, después de que los primeros colonizadores ingleses comenzaron a cultivar plantas de guisantes por su gran potencial con el clima y la temperatura del lugar.

Los indios comenzaron a consumirlos cocidos con trozos de carne de búfalo y en poco tiempo se les consideró uno de los alimentos preferidos. De hecho, hace pocos años, durante la época industrial, los primeros productos hortícolas enlatados y congelados fueron los guisantes primaverales.

La Princesa y el guisante, y otras historias relacionadas

Además de estar presente en la historia de la humanidad también encuentra su lugar en múltiples fábulas, creencias y cuentos, como por ejemplo el clásico de La Cenicienta, donde la madrastra y las hermanastras la obligan a limpiar y desgranar guisantes como castigo, siendo considerado este un trabajo denigrante, inferior y destinado al servicio para el deleite de los nobles.

Otras historias lo sitúan entre los fogones más distinguidos de Europa, como cuando el Duque de Soissons desgranó algunas vainas de guisantes para darlas a probar en un banquete durante el reinado del Rey Luis XIV. Quién quedó tan asombrado por su color y tamaño, que pidió de inmediato usarlos en una receta para sus familiares y decidió llamarles Petit-pois para distinguir esta legumbre, de las pequeñas bolas secas y ásperas que consumía el pueblo.

La verruga de Cicerón les otorgó en cambio el nombre de chicharos, derivado del latín cícera, puesto que el filósofo y orador romano Marco Tulio Cicerón tenía una verruga en la nariz del tamaño de un guisante. Por su parte Hans Christian Andersen los emplea en su historia infantil La Princesa y el Guisante, donde una joven princesa de personalidad y cuerpo frágil, siente la presión de un pequeño guisante bajo 20 colchones y 20 camas de plumas.

Los guisantes del Mendel

Este alimento fue también muy conocido gracias al fruto de los experimentos del científico Gregor Mendel, quien presentó varias teorías sobre la genética haciendo uso de estas legumbres.

Mendel se dedicó una década a realizar un estudio sobre la herencia usando 7 de sus características, entre ellas color de la flor, altura, color de la semilla y forma, para establecer guisantes genéticamente puros y cruzarlos, obteniendo así lo que hoy conocemos como la herencia de los rasgos en cada generación, es por ello que se le conoce a este estudio como los guisantes de Mendel.

Los guisantes de mendel