La fertilización es una parte fundamental de cualquier cultivo, y el olivo no es la excepción, por eso, en este post hablaremos del abonado del olivo.

Consideraciones para el abonado del olivo

Lo primero que se debe tener en cuenta para abonar olivos, es el análisis del suelo. Con esto, podremos saber exactamente los nutrientes que esta disponibles para nuestras plantas. También, se deben realizar análisis foliares de las plantas. Claro, esto es indispensable en una plantación, pero para el huerto, es casi innecesario. Basta con seguir un buen programa, y saber identificar las carencias. abonado del olivo

Algo que debemos recordar es que, las plantas absorben los nutrientes desde la solución del suelo. Por esa razón, el riego del olivo debe ser oportuno y constante. Tampoco es necesario andar como locos buscando específicamente abonos para el olivo. ¿por qué?, pues en realidad, los fertilizantes para olivos, son los mismos que para el resto de las plantas.

Una enmienda oportuna que podemos realizar al suelo de forma periódica, es la aplicación de humus. Así, mejoraremos considerablemente las propiedades físicas y químicas del suelo. También, se incrementará la disponibilidad de nutrientes, gracias a que el humus fomenta la formación de quelatos.

abonado del olivo

Síntomas de deficiencia en el olivo

Macronutrientes

Nitrógeno: Es importante para todo el desarrollo vegetal, ya que, participa en la formación de proteínas y aminoácidos.  Se produce amarillamiento de hojas bajeras. Si la deficiencia persiste, las hojas se secan y caen. Plantas con aspecto raquítico y amarillento, que no crecen y producen poco follaje.

Fósforo: este elemento acelera la maduración, e interviene en la floración y el cuajado. Cuando hay deficiencia se observan hojas de color verde oscuro y opacas. Las hojas bajeras se tornan moradas o púrpura, además, se produce una disminución en el número de brotes, flores y frutos. También, se evidencia un pobre desarrollo radicular.

Potasio: Interviene en la apertura y cierre de los estomas. Además, se evitan los olivos pequeños, porque participa en el llenado de los frutos y en la calidad. También, confiere a la planta una mayor tolerancia a las sequías. La deficiencia se manifiesta en las puntas y bordes de las hojas. Empezando por las más viejas, estas se ponen amarillas y se secan rápidamente. Se producen olivos pequeños y arrugados.

Calcio: Juega un papel indispensable en la división celular, por eso, es importante en el crecimiento de la planta. Se puede observar un achaparramiento del árbol, clorosis general y olivos con consistencia blanda. Se produce en suelos ácidos o por excesos de magnesio. La relación calcio-magnesio debe mantenerse 2 :1.

Azufre: forma parte de muchos compuestos, incluidas enzimas del metabolismo secundario de las plantas. Raramente se producen deficiencias, pero se puede observar amarillamiento de hojas jóvenes, especialmente en las nervaduras. Tallos cortos y crecimiento lento.

Micronutrientes

Boro: participa en el desarrollo del polen y la formación del tubo polínico. También, ayuda al cuajado de flores y frutos. La deficiencia de este elemento se evidencia con problemas en la floración. Se caen muchas flores, los frutos no cuajan, y hay muchos frutos deformes. Se producen con formaciones llamadas «escoba de bruja». Aunado a esto, se evidencian clorosis apicales y marginales en las hojas, que fácilmente pueden confundirse con la deficiencia de potasio.

Magnesio: elemento central de la molécula de clorofila. Se evidencia amarillamiento de hojas viejas, y luego se caen. Se produce por excesos de calcio y Potasio.

Hierro: es importante para la producción de clorofila, e interviene en el trasporte de electrones durante las fotosíntesis. Además, contribuye en el metabolismo secundario de las plantas. Se observa la típica clorosis férrica, con amarillamiento de la lámina foliar, manteniendo verdes las nervaduras.

Zinc: Los entrenudos de los brotes se acortan y se pueden observar rosetas de hojas amarillentas, pequeñas y estrechas. Las hojas más viejas aparecen bronceadas y se caen con facilidad. Se produce en suelos alcalinos o muy ácidos, donde el elemento no está disponible para la planta.

Manganeso: es parte esencial de la molécula de clorofila y participa en muchos procesos enzimáticos. Los síntomas de deficiencia son similares a la clorosis férrica, pero se puede observar una aureola verde alrededor de los nervios.

Cobre: involucrado en numerosos procesos enzimáticos. Las puntas y brotes se deforman.

Molibdeno: Forma parte de diversas enzimas. Las deficiencias son muy parecidas a las de nitrógeno.

Requerimientos nutricionales y abonado del olivo

Podemos utilizar una regla general para las necesidades nutritivos del olivo. El cultivo necesita 15 kg de nitrógeno por cada tonelada de aceitunas a producir. En este mismo orden, requiere 4kg de fósforo, 25kg de potasio, 3kg de magnesio… Pero, ¿y en la huerta?

Puedes aplicar por planta: 1kg de nitrógeno, 2kg de potasio, 500g de fósforo, 500g de calcio, 250g de magnesio, 20g de boro, y 75g de quelato de hierro al 6%, y una formulación de zinc y manganeso.

Pero, para hacerlo aún más simple, basta con aplicar 10 kg de fertilizante completo por planta, dividido en tres partes. Dejando un margen de 30cm desde la base de la planta.

Si llegaran a presentarse deficiencias, la mejor alternativa para corregirlas son las aplicaciones foliares con abonos ecologicos, que contienen micronutrientes y otros componentes beneficiosos para la planta.

 Cuando se abonan los olivos

Al igual que en todo cultivo, la fertilización debe realizarse de forma fraccionada. 1/3 en el establecimiento, 1/3 pasados 3 meses, y 1/3 antes de la floración. Después del primer año, se realiza el abonado del olivo después de la cosecha y antes de la floración.

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